viernes, 12 de junio de 2009

El primer asalto...el primer beso...

Primer amor. Ese primer amor, nunca se olvida. Aunque haya sido nada, algo, muy poco, pero no se olvida.
Era en uno de aquellos bailes que se hacían cuando uno era chico, y que denominábamos “asaltos”. Por que se les llamaría “asaltos”…?
Aquel primer asalto de Juan, fue una noche magnifica. Claro, primera vez que se conjugaba todo lo que a un pequeño joven le atraía por aquellos momentos: la noche, la música, las chicas…el hecho mas importante era sentirse “mas grande”.
Y en aquel baile, se encontraba con algunos amigos, y otros que no lo eran tanto. Claro, a muchos los estaba recién conociendo, ya que cursaba el primer año de sus estudios secundarios, y eran muy pocas personas a las cuales le tenia confianza. Concretamente, a aquellos que venían desde la primaria con él. Pero, desafortunadamente, eran muy poquitos.
Entonces, en ese nuevo mundo que iba conociendo, la noche musicalizada y llena de luces, con gente extraña…con el grado de timidez que excibía se hacia dificil estar. Pero tenia un motivo para quedarse. El motivo era ella.
La barrita de jóvenes pre adolescentes ( de finales de la década de 1980), se apostaba en una de las esquinas del salón, apreciando la belleza de una de las chicas que se encontraba en el lugar. Ella parecía tener una “luz” especial, que atraía a todos. Tal vez, podrían haber sido sus ojos negros que brillaban deslumbrando a los demás. O a lo mejor, era su sonrisa, que hacía empalidecer a la luna y las estrellas. Tambien podría haber sido su pequeña, pero esbelta figura…Lo cierto, es que los chicos, estaban todos embrujados por esta “diosa” que se presentaba inalcanzable. Y entre ellos, disputándose “ quien “ se animaría a invitarla a bailar…aunque en realidad, mas allá de las palabras, ninguno se animaba a acercarse a “tremenda criatura”.
Juan, que estaba detrás de aquel grupo que intentaba llamar la atención, se dio cuenta que el preciado tesoro, parecía mirarlo…y por las dudas, se aseguró, esgrimiendo una sonrisa que fue rápidamente respondida… Entonces Juan, con la mirada firme en esa joven hermosa, paso por entre el grupo de chicos para hacerse ver, se acercó a ella y, sin saber de donde salía tanta fuerza y determinación, se animó a hacer la pregunta…y ella dijo si…!!!
En ese momento, Juan era el “rey de la noche”, el “tipo mas ganador”, el “number one” del lugar…nadie entendía nada…como podía ser que la mujer mas hermosa de la noche, estaba bailando con Juan?
Pero ellos, estaban en otro mundo…Ella se llamaba Karina…era un poco mas baja de estatura que Juan, pero quedaban bien…la música ruidosa y fuerte les molestaba pero, no era un impedimento el seguir bailando y hablar para conocerse. La timidez de Juan era evidente, pero luchaba contra ella para demostrar todo lo contrario y poder llevar adelante la conversación, aunque muy típica del momento. Parecia un interrogatorio policíaco: como te llamas, cuantos años tenes, donde vivis, a que colegio vas, tenés novio…estudias o trabajas?
Ella muy dispuesta respondía a todas las preguntas y claro, repreguntaba todo lo mismo. Los muchachos y las chicas seguían con el baile, esa primera fiesta que nunca olvidas, esa noche que parece no terminar nunca, siguiendo todos los ritmos con el cuerpo y cantando las canciones, aunque no te supieras las letras…y cuando el encuentro parecía llegar a un punto máximo de exitacion, las manos del disc jockey decidían que era el momento de frenar un poco…y ese era el tiempo de los romanticos, era el momento de los lentos. Ese segundo que te marcaba el fin, o el inicio de una noche fantástica…claro, algunos terminaban al lado de la barra para tomar algo, otros charlando en un rincón del salón con amigos, renegando el haber quedado “sin chica”, y pocos, quedaban abrazados a un sueño y una posibilidad.
Era realmente un momento complicado…en menos de un segundo tenias que hacer otra vez la misma pregunta que en el inicio, y rápidamente obtener una respuesta positiva… Entonces, con el ultimo acorde de aquel tema de moda, y el inicio de la música para los enamorados, Juan tuvo que preguntar si podían seguir bailando…fracciones de segundos que parecían eternos…y uno veía con se te iba cayendo el mundo encima…Los ojos de Karina, penetraron en el alma de Juan...la sonrisa en sus labios enceguecieron su mirada, y la música de su voz ingreso a los oídos de Juan con un: si!
Se miraron…se acercaron…se abrazaron… se sintieron…y comenzaron con la danza. Al bailar, y tan pegados, se sentían los latidos de sus corazones que no entendían por que, pero latian mas rápido y fuerte que lo habitual. Y se dejaron llevar por la música. Disfrutaban juntos de las melodías, y se subían a ellas en un viaje por los rincones mas profundos del alma. Y por alguna razón, ambos, se sentían temblar.
En un momento, bajaron al mundo que pertenecían, y se dieron cuenta que eran una de las muy pocas parejas que se encontraban en la pista de baile, y que el resto de las chicas y los chicos, no hacían otra cosa que mirarlos, opinando sobre lo que veían. “Che, ya son novios?”- grito uno de ellos…
Y al sentirse tan incomodados, Juan tomó una decisión: invitó a Karina a salir afuera. Salieron casi de la mano…tomaron la avenida, cruzaron los canteros, y en un quiosco compraron dulces. En realidad, fue un chocolate que Juan le regalo a Karina.
Y se quedaron ahí afuera, sentados en la puerta de la casa del organizador del “asalto”, mirándose…disfrutándose…y todo termino, cuando se escucho la voz de una mujer que salía desde un automóvil, y decía: Karina, vamos a dormir…eran los padres, que la habían ido a buscar al baile. Ella se hizo la disimulada, igual que Juan, e ingresó a la casa a buscar el abrigo que traía consigo. Discretamente, Juan la siguió y una vez dentro se despidieron…fue cuando ella le dio un beso…un suave y tierno beso en sus labios… con la promesa de verse la próxima vez, en el recreo del colegio…
Juan, estaba en la gloria…en una sola noche, había alcanzado todos sus sueños…y por ello, no se vieron nunca mas…él fue quien no quizo…es que era tan grande la timidez que tenia Juan, que en la escuela, cuando todos los compañeros y compañeras del primer año del secundario le “cargaban”, lo “gastaban”, él se sentía tan incomodo, que no quería saber nada con el tema…ella le enviaba mensajes a través de amigas…esperó por algunos días para verlo en el recreo, pero el nunca salío…no sabia que de grande se iba a arrepentir tanto…al no saber que hubiera sucedido…
No sabia que, cuando adulto, la cruzaría mil veces y sin decirse nada, solo mirándose, ambos se preguntarían “ que tan distinta hubiese sido la vida, si la hubiesen vivido juntos…”

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